Todo comenzó con la idea de cuatro jóvenes amigas en Chile. Buscaban visibilizar la violencia del sistema contra las mujeres. Pero lo que inicialmente iba a ser una pequeña acción de protesta se convirtió en todo un fenómeno. Los requisitos para participar en esta performance pasan por llevar una venda negra en los ojos y una canción aprendida con un potente mensaje: "La culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía".
Una parte de la letra corresponde al himno de los carabineros de Chile, y ya se ha convertido en todo un himno para luchar contra la violencia de género y los feminicidios. Poco a poco, esa letra, la canción, el baile, se han ido expandiendo a otros países: México, Colombia, Francia, EEUU y, también, España. Lo gritaron frente al Museo Reina Sofía, en Madrid.
También, en la céntrica Puerta del Sol.
Una protesta en la calle que ha tenido su réplica en redes sociales. Utilizando la letra de la canción, muchas se han atrevido a dar el paso y denunciar cuándo fueron agredidas.
Un movimiento que recuerda al #MeToo, cuando miles de mujeres rompieron su silencio en Estados Unidos para denunciar la violencia sexual. La lucha vuelve ahora a las calles. Porque, dicen, la violencia continúa pisoteando a las mujeres en todo el mundo y es hora de pararlo.