Purificación lleva luchando por la dignidad de su familia desde 2012, cuando comenzó el proceso judicial para recuperar los restos de Antonio y Manuel Lapeña, hermanos fusilados por el franquismo. Purificación solo pedía "un reconocimiento para sus familiares, que ya es algo", según señaló en mayo de 2016. Ahora, la primera vez que se realicen trabajos de exhumación con una sentencia en el Valle de los Caídos.

"Es una victoria para esta familia en concreto, y para tantas familias y asociaciones que han luchado por la memoria, la dignidad y la justicia", apuntaba, años atrás el abogado de la familia Lapeña, Eduardo Ranz. Los trabajos se habían ido retrasando desde que se dictó la sentencia, en 2016. La razón: el prior del Valle de los Caídos se aferraba a su potestad sobre la basílica para impedir las exhumaciones.

Llegó a interponer un recurso contencioso administrativo argumentando que sacar esos huesos podría dañar otros cuerpos. Pero el presidente de la Conferencia Episcopal parecía desautorizarle. "El Abad tiene unas competencias que están en relación con el culto. Patrimonio Nacional tiene otras competencias", destacaba el pasado mes de marzo Ricardo Blázquez, máximo dirigente de la Conferencia Episcopal. Fue en marzo precisamente cuando el prior retiró el contencioso.

Así, comienzan los trabajos que permitirán entregar a Purificación los restos de sus familiares fusilados por el franquismo y reconocer su derecho a una sepultura digna. Paralelo a ello, también se exhumarán los restos de Pedro Gil y Juan González, ambos pertenecientes al bando nacional y muertos también durante la guerra civil.