Ya se nos había olvidado incluso cómo se abre un paraguas. La lluvia ha llegado de golpe, y algunos han tenido que improvisar porque en Madrid no llovía desde hace 33 días. Un agua que, por otro lado, era muy necesaria. "Por la alergia y la contaminación", apunta una ciudadana madrileña.

Detrás de este cambio radical está la borrasca Laura, que entró con gran fuerza en Galicia: cayeron 70 litros por metro cuadrado en Vigo; algunas carreteras se transformaron en ríos y se inundaron calles y bajos. De hecho, Santiago de Compostela ha amanecido todavía bajo el agua.

La improvisación ante la lluvia también ha sido protagonista en Sevilla. Allí tampoco sacaban el paraguas desde el pasado 1 de febrero. "Parecía que estábamos en verano y, de buenas a primeras, otra vez llega la lluvia y el frío", reconoce una empleada. Esta inestabilidad viene con todos los ingredientes: lluvia, oleaje, nieve y viento.

LA Sierra de Guadarrama ha rugido con gran fuerza por el temporal. Allí, las rachas han alcanzado los 111 kilómetros por hora. En total hay 44 provincias en alerta por un viento que se prevé que supere los 80 kilómetros por hora. Eso sí, será visto y no visto. Solo durará 24 horas: mañana volverá a lucir el sol en la mayor parte del país.