En un acto presidido por los monarcas actuales, la Policía Nacional de España ha celebrado dos siglos de servicio, remontándose a su creación por orden del Rey Fernando VII en 1824 como el Cuerpo de Celadores Reales. Desde entonces, este organismo ha sido testigo de cambios y transformaciones tanto en su denominación como en su indumentaria.

Los primeros, ataviados con uniformes negros y bicornios, patrullaban las calles a caballo, dando paso más tarde a la Salvaguardia Real de Caballería, reconocida por sus trajes rojos y azules. Sin embargo, fue en 1922 cuando la introducción de la primera unidad motorizada marcó un hito en su historia.

Durante la era franquista, el cuerpo experimentó una renovación tanto en nombre como en uniforme, adoptando el título de Policía Armada y de Tráfico y vistiendo trajes grises, lo que les valió el apodo de 'los grises'. Este período dejó una huella imborrable en la memoria colectiva como la época de represión.

Con la transición democrática, la institución se transformó nuevamente, adoptando trajes marrones y siendo popularmente conocida como 'maderos'. Sin embargo, en 1986, con el cambio de nombre a Policía Nacional, se estableció el característico azul marino que aún prevalece en la actualidad.

A lo largo de estos dos siglos, la Policía Nacional ha dejado su marca en el lenguaje común, con términos como 'lecheras' para referirse a sus furgones, originalmente similares a los vehículos de reparto de leche, y 'Zetas', una referencia a los coches de policía derivada de la letra Z de zonal. Otros términos como 'los K', utilizados para los agentes secretos, también han sido incorporados al vocabulario español.