Otro de los testimonios clave en el juicio por el asesinato de Isabel Carrasco es el de los dos agentes de Burgos que llegaron a León para reforzar la investigación. Fueron los primeros que hablaron con Triana y Montserrat después del crimen. Alfonso Santocilde, inspector, ha explicado que "Montserrat estaba alterada, muy nerviosa, quería hablar con alguien que llevase la investigación. Estaba agobiada y amenazaba con suicidarse si no le atendían". 

Acceden a atenderla y ella se desahoga. Santocilde ha destacado que "ella quería declarar que había sido la autora de la muerte material con la intención de que su hija quedara libre". Sin embargo, la coartada se desmonta cuando el agente le dice que podrá declarar cuando encuentren el arma. Entonces, el inspector añade que "Montserrat afirmó que no estaba en el río y que la tenía una tercera persona. Entonces, comenzó una discusión entre madre e hija y se oye decir que esa tercera persona es policía". 

Una declaración que desmonta las posteriores, en las que las acusadas sostenían que hicieron esa declaración porque los policías las engañaron. Sin embargo, el agente lo ha negado, al igual que ha negado que le hubieran contado el episodio de presunto acoso sexual. 

También han declarado varios agentes que, tras registrar la casa de Montserrat y Triana, confirman que el crimen fue premeditado.