Sarah Lindgren, una mujer de 61 años, de Oakdale, Estados Unidos, fue pillada robando en un supermercado alimentos para sus hijos y nietos pero no fue detenida por ello, tal y como indica el diario 'Twin Cities Pioneer Press'.

La mujer introdujo en el carrito de la compra más alimentos de los que realmente podía pagar, y cansada de la situación, los metió en las bolsas y se los llevó junto con su hija que estaba con ella en el momento de lo ocurrido, según informa 'La República'. "Estaba cansada y agotada. Ya no me importaba si me pillaban", ha afirmado.

El marido de Lindgren falleció hace unos años y, desde entonces, la mujer se ocupa sola del cuidado de su hija con discapacidad, sus gemelos de 18 años, cuatro nietos y una bisnieta. La mujer de 61 años ha contado que quería prepararles "una comida especial" como no habían tenido en mucho tiempo y ante la falta de recursos, decidió robar en el supermercado. Sin embargo, uno de los empleados se percató del robo y retuvo a la mujer hasta que llegó la Policía.

El agente Bryan Wagner se desplazó al lugar de los hechos para detener a Sarah Lindgren, pero tras enterarse del motivo por el que la mujer había robado los alimentos, cambió de opinión. "Después de investigar, descubrí que era completamente honesta conmigo, que no tenía antecedentes penales y que cuidaba a muchos niños", declaró el policía. Por ello, el agente decidió no detenerla por el delito cometido.

Una vez en casa, la mujer vio cómo un coche patrulla se detenía frente a su casa. En ese momento, Sarah Lindgren que la Policía había cambiado de opinión e iban a detenerla. Sin embargo, el agente que la había dejado en libertad abrió el maletero para mostrarle todos los productos que había comprado para ella. En ese momento, la mujer comenzó a llorar y abrazó al policía dándole las gracias por el emotivo gesto.

"Fue como un ángel de la guardia para mí. Nunca había visto que un policía hiciera lo que él hizo. Es mi héroe", ha expresado Sarah Lindgren.