Cuando llueve en la zona de los municipios de Llardecans y de Torrebesses, en Lleida, se escucha como si hubiese un bombardeo. Cada cinco segundos, un ruido atronador con el que los vecinos conviven cada vez que hay tormenta.

El culpable de estos estadillos es un cañón sónico instalado en una finca dedicada al cultivo de frutales.

Su función, supuestamente, es deshacer las nubes. También son conocidos como "cañones antigranizo", porque se cree que con las explosiones se evitan las granizadas que pueden afectar a las cosechas.

Explica el alcalde de Torrebesses que solo funciona durante la tormenta, y se pone en marcha cuando esta se acerca a unos cinco o diez kilómetros de distancia.

Los vecinos aseguran que es casi como un bombardeo constante que se escucha y se siente a kilómetros de distancia. Cuentan que les está afectando a su tranquilidad, pero los problemas que acarrea van más allá.

Los agricultores de la zona también están preocupados porque si este dispositivo realmente es eficaz podría agravar la situación actual de sequía. Por eso piden que se detenga, para que el aparato no agrave la sequía y permita el riego en sus campos.

El cañón, supuestamente, utiliza las ondas del sonido hacia las nubes e interfiere en la formación de granizo debilitándolo. Pero los expertos aseguran que no hay evidencias científicas de que este sistema afecte a las tormentas.

De momento, el Ayuntamiento de Llardecans ha pedido al propietario de la finca un estudio de impacto medioambiental.