La decisión de la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), ha levantado las protestas de los conductores de coches, que no quieren perder su trabajo y defienden una actividad que podría tener su fin tras 20 años de pugna con las asociaciones animalistas.

"Es como si en Venecia quitaras las góndolas, es una tradición romana. La alcaldesa Raggi dijo que los taxistas son la tarjeta de visita para los turistas. Nosotros somos la excelencia de Roma", explicó Massimo Stazzi, "botticellaro" (conductor) de tercera generación.

"Los carros se encuentran en Florencia, Pisa, Palermo y Nápoles. ¡No hablemos de España! En Madrid, Barcelona y Sevilla. Las principales capitales europeas tienen este servicio, incluyendo Praga y Viena, creo que hay coches en toda Europa, ahora el problema de Roma son los carruajes", lamentó el cochero Stazzi.

"Nuestra oposición a los carros es la oposición a cualquier explotación de animales, nos oponemos a cualquier uso de caballos, en las carreras o en los palios, no es una batalla personal contra los cocheros", comentó por su parte el presidente de la "Lega Anti Vivisezione" (LAV), asociación animalista, Gianluca Felicetti.

Los lugares más turísticos y llamativos del casco antiguo de Roma estarían prohibidos a los cuarenta carruajes que quedan trabajando en la ciudad eterna, donde cada cochero tiene dos caballos que trabajan en días alternos tres jornadas por semana.

La decisión de mover los coches de caballos hacia los parques no agrada a ninguna de las partes comprometidas, "botticellari" y animalistas. "La abolición de los carruajes fue firmada por los principales candidatos a la alcaldía en 2016, de centro-izquierda, centro-derecha y 5 Estrellas, que acordaron este compromiso", añadió el dirigente de LAV.