José Carlos debería estar lanzando la caña al rio Pas, en el municipio cántabro de Puente Viesgo. Tiene licencia y es temporada de pesca, pero el Gobierno de Cantabria acaba de suspenderla por falta de agua.

"No solamente somos los pescadores los afectados. Hay mucha gente que vive y come alrededor de la pesca: tiendas de pesca, hostelería...", asegura José Carlos Cullía, miembro de la Sociedad de Pesca de Fario.

Pocas precipitaciones durante el invierno y la primavera han provocado, según la Consejería de Pesca, que haya ríos con hasta un 50% menos de caudal. "Los peces se quedan concentrados en pozas, pequeñas o mayores zonas de agua estancadas, y eso genera situación de riesgo para los peces. No queremos que la pesca sea factor adicional", explica Antonio Lucio, director general de Medio Natural.

La prohibición afecta a todas las cuencas cántabras, excepto un tramo del río Deva, compartido con Asturias, y del pantano del Ebro. Un sinsentido para muchos pescadores, que no entienden que se cierre la temporada apenas dos semanas después de comenzar.

"Los niveles actualmente están por encima de la media de lo que suelen ser los niveles de los ríos de Cantabria en esta época del año", recuerda José María Gómez, de la Sociedad Cántabra de Fomento Caza y Pesca. La medida afecta a unos 15.000 pescadores cántabros, más los llegados de otras comunidades.