La plaga de ratas topo en una decena de municipios de Lugo sigue sin control. Hay tantas que las trampas no son suficientes para atajar el crecimiento de esta especie, que acaba con toda la hierba de los pastos. Los más perjudicados son los ganaderos. Carlos Gayo, de la ganadería Gayo, explica que estos animales se comen las raíces de las hierbas. "De las galerías que hace saca la tierra para arriba", cuenta.

Carlos muestra su rastro: montones tierra que incluso averían las segadoras. "Recogemos un 40% de lo que habría que recoger y encima de mala calidad porque toda la hierba viene mezclada con tierra, piedras y ratas muertas", lamenta. Estos roedores hacen perder a los ganaderos 10.000 euros al año.

Antes, Jorge Rodríguez, ganadero, tenía pastos sobrantes para almacenar todo el año. "En mi explotación nunca teníamos que comprar hierba hasta hace tres años. Tres o cuatro camiones de hierba que suponen de 4.000 a 5.000 euros", asegura. La finca está llena de calvas, hecho que afecta a los pastos. Lo normal era que las vacas estuvieran paciendo cinco días, ahora solo pueden estar dos.

Según los técnicos, ya son 12 los ayuntamientos afectados en las comarcas limítrofes de Los Ancares. "Podríamos estar hablando de unas 10.000 hectáreas afectadas", cifra Iván Raposo, de UUAA comarca de Ancares. "Más que las ayudas, interesa que hagan un control de la plaga porque esto ya tiene unas dimensiones de plaga", defiende.

En estas latitudes, la ganadería de alta montaña es el mejor remedio contra los incendios y la despoblación.