Encerrados bajo llave en
unos camiones, sin cuarto de baño, sin comida y sin luz. Así vivían las
presuntas víctimas de los feriantes de Culleredo, en A Coruña y así lo contaba
uno de ellos ante el juez: "Nos duchábamos con una manguera y agua muy fría,
las necesidades las hacíamos en la calle".
Condiciones infrahumanas
que han negado los cuatro acusados que sólo han contestado a su abogado. Aseguran
que actuaban por caridad, niegan las agresiones, haberlos obligado a trabajar o
quedarse con sus pensiones.
Pero durante el juicio
declaraban algunos testigos que sí hablan de palizas, amenazas y vejaciones: "Les
hacían trabajar a todas horas, les amenazaban y también nos contaba que les
daban muchas patadas".
Todo ocurrió en un
poblado chavolista entre los años 2011 y 2015. Según la investigación, los
acusados buscaban a personas indigentes, con enfermedades y sin familia para
que trabajaran para ellos como vendedores ambulantes en ferias. La Fiscalía
pide para los procesados penas de entre 55 y 91 años de cárcel.