La Fiscalía Provincial de Madrid solicita 32 años de prisión para Raúl G.G. por el asesinato de su compañera sentimental, a la que propinó una brutal paliza mortal el 23 de noviembre de 2013 en la localidad de Torrelaguna. El representante del Ministerio Público, que le aplica los agravantes de parentesco y reincidencia, le imputa cuatro delitos: asesinato, maltrato habitual, quebrantamiento de medida cautelar y lesiones. El juicio comenzará hoy lunes en la Audiencia Provincial de Madrid.
Según se recoge en el escrito de acusación, el procesado llegó a atemorizar de tal manera a su compañera, con quien tuvo un hijo a lo largo de la relación sentimental que mantuvieron, que ésta debía de aceptar todo lo que él decía o hacía "como consecuencia del clima de temor que impuso durante el periodo de convivencia". De hecho, durante la relación hubo "varias" rupturas y reconciliaciones "a consecuencia del maltrato físico y moral" que le infringió en "numerosas" ocasiones.
Alguno de estos episodios viene reflejados en cuatro sentencias condenatorias anteriores relacionados con quebrantamiento de condena o coacciones. Se abrieron incluso un par de procedimientos por un delito de lesiones en el ámbito familiar y otro por agresión sexual, lo que motivó que sobre el acusado pesara una orden para no acercarse o comunicarse con su pareja. Dicha resolución le fue notificada en mayo de 2013 y, pese a ello, el 23 de noviembre de ese mismo año el acusado se dirigió a la salida de un bar hacia la mujer para recordarle que era su cumpleaños, a lo que ella contestó: "Felicidades. Vete de aquí que ya sabes lo que hay, si no llamo a la Guardia Civil".
La mujer, que salió del local junto a dos compañeros de trabajo, les pidió que le acompañaran hasta su casa "por el temor que sentía de que su expareja le hiciese algo". La víctima se montó sola en su vehículo y llegó hasta el aparcamiento de su vivienda mientras que los otros dos hombres se montaron en otro coche y se trasladaron hasta la vivienda de la mujer. En el aparcamiento fue sorprendida por el acusado, que se introdujo en el turismo y comenzó a darle puñetazos en la cara. Mientras, sus compañeros de trabajo esperaban en el exterior del edificio para comprobar que se encendían las luces de la vivienda donde residía la mujer y poder marcharse ante la evidencia de que no había ocurrido nada.
Sin embargo, al ver que no se encendían las luces de la casa ni que respondía a sus llamadas se dirigieron al aparcamiento y comprobaron cómo Raúl estaba agrediendo a la mujer mientras ella pedía ayuda a gritos. Al golpear uno de los compañeros los cristales del coche para que el acusado depusiera su actitud, éste le golpeó, por lo que trató sin éxito de solicitar auxilio. Ya con su expareja en el suelo, el agresor se colocó encima de ella y, "con el ánimo de infringirle el máximo dolor y sufrimiento", le propinó "virulentos" puñetazos y "brutales" patadas por todo el cuerpo, además de pisarle la cabeza mientras gritaba: "Yo voy a ir a la cárcel pero te voy a matar".
Al cabo de un rato llamó al teléfono de urgencias y se marchó del aparcamiento "dejando abandonado el cuerpo de con la cara totalmente desfigurada, en un gran charco de sangre", según el relato del fiscal. La mujer falleció a consecuencia de los golpes recibidos y el acusado fue detenido esa misma madrugada y desde ese día permanece en prisión. Los sanitarios del Summa no pudieron hacer nada por su vida. El supuesto autor fue detenido a escasos metros del lugar del crimen. Confesó lo que hizo y desde entonces se encuentra en la cárcel.
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