Ocultando su rostro con una capucha e increpado por algunas personas ha salido Miguel Ángel Muñoz a la última sesión del juicio por el asesinato de la peregrina estadounidense.

El jurado popular comenzará a deliberar sin haberle escuchado porque no ha querido hacer uso de su última palabra, como tampoco quiso declarar durante el juicio. Por esta razón la acusación particular ha elevado de 23 a 27 años la pena de prisión que pide para él.

También porque considera que hubo ensañamiento, que se mofó durante la reconstrucción y que fue poco colaborador porque nunca detalló donde estaban las manos de Denise, algo que también corroboraron los policías encargados del caso durante el juicio.

Su defensa, por el contrario, insiste en la ausencia de pruebas: "Creo que he conseguido demostrar que no hay tales pruebas".

Tras ser detenido Muñoz confesó el crimen y llevó a los agentes hasta el cuerpo. Los agentes reconocieron que sin él, no lo hubieran encontrado nunca porque dio detalles que solo podía conocer el asesino.

Ahora Muñoz alega que se lo inventó y que sabía dónde estaba el cadáver de Denis porque se lo encontró en el campo.