La costa atlántica francesa se ha convertido en los últimos años en un cementerio para delfines, una situación que ha sido denunciada incansablemente por organizaciones como France Nature Environnement (FNE) o la división francesa de Sea Shepherd. Según esta ONG, más de 11.300 cetáceos murieron el pasado año y el Observatorio Pégalis, unidad del Centro nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), apunta a que hasta el 18 de febrero son ya 600 los han aparecido muertos en la costa del Golfo de Vizcaya víctimas de la pesca de arrastre.

En total, en 2019 se encontraron 1.233 de delfines muertos en la costa francesa, pero desde el Observatorio Pégalis estiman que la mayoría de las víctimas de las redes de pesca se hunden hasta el fondo del océano, lo que elevaría la cifra hasta los más de 11.000 que estima Sea Shepherd.

Estas denuncias, que no gustan dentro de la comunidad pesquera, unidas a las misiones de observación que realiza Sea Shepherd para determinar qué buques son los principales responsables de la masacre, han provocado una creciente tensión entre pescadores y ecologistas que ha alcanzado su pico con la aparición de un delfín mutilado con un mensaje grabado con un cuchillo dirigido contra esta organización en concreto.

 

Según la organización, los activistas que trabajan documentando las muertes e investigando qué barcos las causan, tiene que hacer frente a "amenazas, insultos y maniobras de intimidación" por parte de los pescadores.

Además del trabajo de campo, los activistas también están llevando a cabo diversas acciones para concienciar de la matanza de delfines que se produce prácticamente cada día frente la costa gala.

En una de las últimas, celebrada hace poco más de diez 10 días, tres de sus miembros fueron detenidos por la policía acusados de "transporte ilegal de especies protegidas". Habían puesto ante la gendarmería del municipio de Saint-Gilles-Croix-de-Vie los cadáveres de tres delfines encontrados muertos por la mañana.

Unas detenciones que continúan minando la maltrecha relación entre ecologistas y pescadores, ya que desde la ONG defienden que responden a la presión que ejercen los pescadores y critican que con ello, la fiscalía "está matando al mensajero".

Mientras tanto, la exigencia de una legislación que impida que se continúe matando de manera sistemática a la población de delfines continúa sobre la mesa. Según los expertos en el Golfo de Vizcaya hay unos 200.000 delfines pero advierten de que a este ritmo, terminarán por extinguirse.