"Cuando el jefe de una tribu indígena, para el que los cocineros inventaron los tamales en Colombia, se iba a comer la hoja de plátano que envuelve al tamal le dijeron que no lo hiciera y el preguntó: ¿por qué?, ta mal?, ¿ta mal?...pero en realidad preguntaba si estaba mal. por eso este plato se llama tamal", comenta, entre risas, Norma Caballero, cocinera del restaurante La Rochela Café, en Madrid.

Para prepararlo, ella mezcla la salsa de cocinar el pollo y el chicharrón con harina de maíz, arroz, zanahoria y patata. Envuelve todo esto con una gran hoja de plátano y lo cuece durante dos horas. "La hoja de plátano es fundamental, porque le da el toque ahumado al plato", asegura esta chef.

En el restaurante peruanoEl Inca, de Madrid, cocinan tamales sin parar porque venden tantos como ceviches. "Hasta en las tumbas de los incas se han visto indicios de tamales", afirma Magalli Ferrari, quién los cocina. En su país los hacen con base de maíz mote, cerdo, huevo y salsa criolla.

Los tamales cubanos son más densos y especiados. Miguel Paipa, cocinero del restaurante La negra Tomasa, también en Madrid, los hace al horno con un sofrito en el que domina el ajo, maíz y cebolla morada. "Tiene una sazón bastante caribeña", asegura.

Y como buenos pioneros del tamal, en México los rellenan un poco de todo. Carmen García, cocinera de La taquería mi ciudad, no puede parar de comerlos, mientras los rellena de mole, de carne de cerdo o de rajas. "Qué delicia, están buenísimos. Es una comida auténtica".