Con la llegada del mes de agosto, cuando los más afortunados están de vacaciones, llega la hora de consultar cuándo aparecen las Perseidas, una de las lluvias de estrellas más esperadas. Las también conocidas como "lágrimas de San Lorenzo" ofrecen cada mes de agosto uno de los espectáculos nocturnos más vistosos por su intensidad.

Este año, se espera que las Perseidas hayan aparecido ya en el cielo desde el pasado 17 de julio y hasta el 24 de agosto. De hecho, según asegura el Instituto Geográfico Nacional los meteoros de las lágrimas de San Lorenzo se han podido ver y se podrán ver en toda Europa, pues nos encontramos en el hemisferio norte. Las velocidades de estas estrellas pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad es alto, ya que puede llegar a los 200 meteoros por hora, señala la entidad experta.

¿Cuándo es el mejor día para ver las Perseidas?

La lluvia de las perseidas es una lluvia de meteoros sucede todos los años hacia el 12 de agosto. Su momento de máxima actividad este 2022 tendrá lugar en las noches del 11 al 13 de agosto.

Así, durante estas jornadas el objetivo será encontrar el mejor sitio para ver una de las lluvias de meteoros más populares por su intensidad y sus buenas condiciones atmosféricas. Sin embargo, este 2022 no será un buen año para la observación de las lágrimas de San Lorenzo ya que su pico de intensidad coincide también con otro de los eventos más esperados en verano: la luna llena. De este modo, la luz de la luna interrumpirá la visión de los meteoros.

¿Cómo ver las Perseidas?

En este contexto, la oscuridad es una prioridad para poder captar las lluvia de Perseidas. Cabe dirigir en todo momento la vista a la parte menos iluminada del cielo. Es decir, alejar la vista de la parte donde se encuentre la luna pues las Perseidas pueden aparecer en cualquier parte del cielo.

Dado que la luna ya nos interrumpirá lo suficiente, es importante colocarnos en un lugar donde nada más nos dificulte su visión. Por ello, es importante huir de la luz de los núcleos urbanos y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión. Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad.