Son el nuevo perfil de peregrinos. Además de botas, quieren lujo y una comodidad superior a la que tiene el caminante tradicional. Nos adentramos en el camino durante algunas horas para comprobar si cada vez hay más peregrinos VIP. Un perfil al que se ajusta Mari Luz. Se hospeda en el hotel As Torres da Hermida en Monterroso (Lugo) en el que ofrecen un servicio innovador: se encargan de llevarla y traerla al punto de inicio y final de la ruta diaria para evitar que sea ella la que haga los desplazamientos a pie.

Seguimos nuestra ruta y encontramos a Cristian y Beatriz en Palas de Rei. Caminan ligeros de equipaje, solo cargan con una pequeña mochila, porque han contratado a una empresa que se encarga de trasladar las grandes cada día al lugar donde se alojan. "Tampoco hemos venido a hacer sacrificios", nos cuenta risueño Cristian. Eso es, precisamente, lo que critican otros peregrinos, que creen que esta ruta llena de comodidades desvirtúa el espíritu del Camino.

"Quiero dormir tranquilo en una cama cómoda", nos cuenta César Vera. Él ha optado por hospedarse en hoteles en vez de en económicos albergues, donde una plaza puede costar solo 13 euros. El peregrino VIP prefiere habitación individual y jacuzzi a compartir cuarto con desconocidos y una ducha en un baño mixto.

Una parte fundamental del Camino es la comida. Pero en esto, también encontramos novedades. En restaurantes tradicionales nos confirman que los peregrinos ahora piden carta. "Quieren marisco y no bocadillo", nos cuenta Jorge Pereiro que trabaja en Pulpería Ezequiel situada en Melide (A Coruña).

Echemos cuentas: el Camino puede salir por 35 euros al día, pero hay quien ya se gasta una media de 82 euros por hacer una ruta en la que no escatiman en comodidades.