Todo comenzó con nervios, ilusión y sonrisas, como suelen comenzar las bodas. Pero no acabó de la manera soñada por los novios. La razón: Hacienda. Es lo que le ha pasado a una pareja en Badajoz que vio cómo el feliz día de su casamiento se vio truncado por la irrupción de la Agencia Tributaria en el banquete nupcial.
Según ha recogido el diario 'Hoy', dos inspectores llegaron al banquete con discreción y, en un momento de intimidad de la novia, se encontraron con ella para darle la noticia: "Somos de la Agencia Tributaria. Hemos venido a embargar su boda".
Hacienda había acudido a la boda porque la empresa de catering contratada por el evento tenía una deuda con la Agencia Tributaria. La intención de los inspectores era analizar el contrato entre la pareja y dicha empresa para que, en vez de pagar a esta, el dinero fuera a parar directamente a Hacienda para rescindir la deuda.
Aunque los afectados pidieron trasladar la investigación y la entrega de toda la documentación a los días siguientes a la boda, los inspectores se negaron, según cuentan las propias víctimas. De hecho, continúan, al comienzo del baile la novia tuvo que ir hasta el aparcamiento del lugar donde se celebraban el evento. Allí le esperaban dos agentes de la Guardia Civil que, según asegura, le pidieron sus datos y empezaron a hacerle preguntas.
Poco después llegó el novio, que estaba buscando a su pareja al darse cuenta de que había desaparecido de la zona de baile, y cuando la encontró y la vio con los dos agentes comenzó a increpar a los mismos, según ha reconocido, y a exigirles que se fueran del evento. "Creo que intentaban ayudarnos. Tampoco entendían qué hacían allí, pero yo ya no podía más. Les dije que se largaran", ha relatado el hombre al diario 'Hoy'.
Según el abogado de la pareja, a quien han contratado para presentar una reclamación de responsabilidad patrimonial a la Agencia Tributaria por los daños causados en la boda, tanto técnicos como morales, fue la Agencia Tributaria la que puso en aviso a la Guardia Civil para que se personase en el lugar con la intención de levantar el acta.
Aunque días después finalmente lograron solventar el problema con la Agencia Tributaria, lamentan que Hacienda tuviera que irrumpir en uno de los días más importantes de su vida por una deuda en la que ellos nada tenían que ver, y que aquello provocase una concatenación de problemas que derivasen en una boda más de pesadilla que de ensueño.