Peleas y agresiones en plena calle, o escenas como la protagonizaba un hombre, pinchándose en mitad de la acera. Con esto conviven los vecinos de El Raval, en Barcelona, desde que, denuncian, el barrio se ha convertido en un supermercado de la droga. "Ruidos, peleas, todo lo que trae el mercado de la droga", explica un vecino.

Lejos de los poblados, ahora los traficantes ocupan viviendas vacías y las convierten en narcopisos. "En 90 minutos podemos tener hasta 200 personas entrando y saliendo de los narcopisos", añade uno de los afectados. Hasta 60 narcopisos dicen los vecinos. Los narcos lo ocupan todo: hasta las azoteas. Así que ante el miedo el resto de vecinos tiene que blindar sus casas.

En un edificio de Lavapiés, en Madrid, los vecinos aseguran que también hay narcopìsos: "Aquí siempre vienen y están tocando la puerta para que les vendan droga", declara una vecina. "Acampan y se meten a dormir en el portal", señala otra mujer del barrio. Gana dice que se encarga de administrar las viviendas de otro edificio totalmente okupado. Reconoce que trapichean con droga: "Lo hacemos para sobrevivir al día, si entra la Policía no van a ver más de 50 o 100 gramos", asegura.

Los vecinos del barrio del Pumarejo, en Sevilla, también soportan peleas y denuncian que aquí el trapicheo es constante. "'Trankimazín', hachís, heroína...", indica Ángel Hueso, presidente de la Asociación de Vecinos de Pumajero. Están hartos y piden soluciones.