Pedro Nieva, acusado de idear el crimen de Javier Ardines, ha negado conocer a los autores materiales, e incluso ha asegurado que no es un hombre celoso y que jamás ha controlado o espiado a su mujer, amante del concejal asesinado.

De este modo, Nieva ha justificado que la grabación de una conversación entre su mujer y Ardines fue "casualidad", ya que estaba intentando averiguar "cómo mandar un mensaje de voz".

Sin embargo, ha reconocido que esa grabación le dejó "tocado". Por eso le mandó el mensaje a su mujer, Katia, y se lo contó a amigos y a su hermana. Pero niega que a raíz de descubrir la infidelidad iniciara un control sobre su mujer.

De hecho, Nieva ha asegurado que no le puso un dispositivo de balizamiento, como afirma la investigación, ni de videovigilancia y que tampoco tuvo dudas sobre la paternidad de sus hijos. Sin embargo, pensó en separarse. Además, ha calificado como error haber enviado el mensaje a la mujer de Ardines, Nuria, y a su hija.

El acusado ha relatado que habló por teléfono con Ardines el 6 de agosto, aunque asegura que no fue amenazante, sino un intento de comunicación, y ha negado rotundamente conocer a los presuntos autores materiales del crimen, los argelinos Benatia y Kelli.

Sobre el viaje que realizaron a Llanes el 27 de julio, Nieva ha asegurado que se trató de un traslado por negocios y no por preparar el crimen. La misma justificación ha dado Jesús Muguruza, el presunto intermediario, que a pesar de que confesó ante la Guardia Civil en 2017 que Nieva le pidió que le pusiera en contacto con alguien para dar una paliza a a Javier Ardines, hoy ha negado su participación en el crimen del concejal.