Juan Manuel Tabuenca es natural de Zaragoza. Desde joven tenía claro quesu pasión era la medicina. Al acabar la carrera empezó a trabajar como consultor de la base americana de pediatría y, tras presentarse a diferentes oposiciones, consiguió una plaza en San Sebastián como Jefe de Departamento de un hospital en la Seguridad Social.

El aterrizaje en la ciudad no fue fácil. Latensión nacionalista espesaba el ambientey le costó empezar a prosperar, pero al pediatra le encantaba empezar nuevos proyectos. El ala de pediatría del hospital donde le habían destinado estaba en muy mal estado y propuso la construcción de un nuevo hospital, más moderno, para la ciudad. Además, la Universidad de San Sebastían carecía de facultad de medicina y también planeó su fundación.

"Estuve un mes yendo cada mañana a la Seguridad Social a esperar a que me recibieran. Escribí hasta a Fraga, pero él quería que le enviase un informe… pero en aquellos añostodo estaba infiltrado por gente de ETAy tenía miedo", explica Juan Manuel.

Finalmente, los proyectos para ambas construcciones fueron aprobados, pero él nunca llegó a ver ni el hospital ni la facultad porque la amenaza de la banda terrorista no se hizo esperar. Las cartas empezaron a llegar al hogar familiar donde incluso le llegaron a exigir el pago de10 millones de pesetas en una semana.

Tenía que huir. Se fue a Madrid donde encontrórefugio durante un tiempo en el Hotel Emperadorde la Gran Vía. El director era un amigo y cuidó de su vigilancia, hasta que consiguió el traslado a un hospital de la capital.

Así descubrió el origen de la intoxicación por aceite de colza
Entonces, fue trabajando en el hospital madrileño Niño Jesús cuando empezó a desatarse la tragedia. Los hospitales se llenaban de gente afectada por un extraño mal que provocaba insuficiencia respiratoria, pero, en poco tiempo, esos síntomas degeneraban en problemas digestivos, cardiovasculares y neurológicos y, aunque eran atendidos, ningún médico era capaz de determinar qué estaba pasando.

Detectó los primeros síntomas en la unidad de pediatría

Entonces, el Doctor Tabuenca desde su unidad de pediatría empezó a observar determinados comportamientos."Yo veía quelos niños lactantes no enfermaban. Entonces me fui dando cuenta de que tenía que ser algo relacionado con los alimentos y que la clave estaba en el cambio en la alimentación que se producía en el momento de pasar de dejar nutrirse con la leche de la madre y empezar a tomar alimentos como los adultos", cuenta Juan Manuel.

El pediatra pidió a las familias de los niños que llegaban enfermos que le diesentodas las muestras posiblesde lo que habían consumido en casa: carne, leche, pescado, puré. Así como de cualquier análisis de sangre u orina.

"Entonces, hablando con cada familia encontré el punto de inflexión:el aceite, unos ponían aceite y otros no", comenta el pediatra. La mayoría de afectados pertenecían a una clase trabajadora, humilde, con pocos recursos que compraba un aceite en mercadillos ambulantes porque el precio era más bajo.

Aceite vendido en mercadillos: la causa de la intoxicación
El pediatra analizó las muestras y las pruebas le dieron la razón: aquel aceite que se estaba vendiendo en las ferias era la causa del envenenamiento masivo.

La mayoría de afectados eran de clase trabajadora con pocos recursos

En cuanto lo supo, fue al Ministerio de Sanidad para informar de los resultados de su trabajo."Allí me preguntaron qué quería a cambio, cuál era mi precio. Pero estaban equivocados,yo no quería nada para mí.Les dije que solo quería que en el próximo telediario se dijese a toda la sociedad española que dejase de consumir ese aceite maligno", recuerda Juan Manuel.

La noticia abrió el telediario de aquella misma noche y el resultado fue el que Juan Manuel buscaba. Cuando la noticia se extendió,no hubo más afectados y nadie volvió a morirpor el aceite de colza. Parecía que el final de aquella pesadilla había llegado, menos para aquellos que, ya perjudicados,sufrirán las secuelas el resto de su vida.

Las investigaciones posteriores desvelaron que el envenenamiento que se había cobrado la vida de2.500 personas durante ese tiempo,y que dejó amás de 20.000 afectadas, se produjo por la distribución criminal y fraudulenta de unaceite de colza desnaturalizado, importando desde Francia, para usos industriales pero se desvió para consumo humano, haciéndolo pasar por un aceite de buena calidad que se vendía a un precio más bajo.

Pasaron 17 años hasta que la justicia dictara sentencia.Hubo 15 condenados, aunque sólo tres permanecieron en la cárcel. El Tribunal Supremo sentenció que el Estado también era responsable y tuvo que pagar más de 2.300 millones de euros en indemnizaciones y ayudas.

A día de hoy, Juan Manuel Tabuenca, es un hombre desconocido,un héroe anónimo. Se puede buscar y encontrar muchísima información sobre esta intoxicación conocida como el síndrome del aceite tóxico, 'SAT', pero escasas referencia a él, al hombre que por nada a cambio frenó la intoxicación y, con ello,salvó la vida de muchísimas personasque, engañadas, compraban aquel aceite.