José María y Paula, dos de los miembros del clan de 'Los Chorizos', llevan cuatro días viviendo en la calle. Son sospechosos de la serie de robos que ha hecho estallar al pueblo de Estepa, Sevilla, en su contra.

Ambos han tenido que huir de allí tras el asalto y la quema de sus casas, que han quedado inutilizadas. Aseguran no ser los responsables de los hurtos, acusando a otra familia de etnia gitana.

"Si una persona ha hecho una cosa, que la pague, pero los demás no tenemos culpa, y menos un niño chico", declara José María, abatido tras tener que escapar de Estepa. Por su parte, Paula desea que finalicen los ataques contra el clan para que sus hijos "puedan llevar una vida normal. No quiero venganza por mis niños".

Por ello, han solicitado a la Junta de Andalucía una nueva vivienda, situada lejos de la Estepa. En palabras de José María, "una casa en otro pueblo porque yo [aquí] no quiero volver más".

En cambio, en Estepa crece la rabia y la indignación. Este miércoles han sido imputadas ocho personas por saquear las casas del clan, siendo en total 14 personas las acusadas de los ataques. Sin embargo, cuentan con el apoyo de todo el pueblo.

Rafael, propietario de la terraza de la piscina y vecino de Estepa, sufrió dos robos (unos 1.500 euros en daños) y ha reconocido que entró a las casas del clan para llevarse sus pertenencias. "Entré en la casa y saqué todos mis chismes", admite abiertamente.

La Guardia Civil y la Policía Local mantienen un dispositivo especial en el municipio para evitar nuevos brotes de violencia.