Los sonidos que oyó Lisa Lee fueron en realidad el último aliento de su pareja, Lewis Little. "Cuando estábamos en la cama pensé que estaba roncando, así que lo pateé fuera de la cama y le dije que se callara. Pero sentí que las sábanas estaban húmedas y sabía que algo andaba mal. Encendí las luces y su rostro era morado y no estaba respirando", cuenta Lisa a The Mirror.

La pareja, de Ashington, Northumberland, visitó el Hospital Wansbeck, en Ashington y el Hospital Freeman, en Newcastle, para chequeos regulares después de enterarse de la condición de Lewis, pero dicen que se les aseguró que era "de bajo riesgo".

El síndrome de Brugada es una afección cardíaca poco común, pero grave, que puede dar lugar a ritmos cardíacos anormalmente rápidos que pueden causar palpitaciones o desmayos. Lisa ahora se preocupa de que su hijo Tyler, de dos años de edad, también pueda tener la condición hereditaria, y teme que la historia se repita.

La condición es una causa principal de muerte cardíaca súbita en personas jóvenes y sanas y puede no ser diagnosticada porque no hay anomalías visibles. Lisa ha comenzado una petición para conseguir que la gente con esta condición esté equipada con un desfibrilador cardioversor implantable (ICD), un dispositivo que reinicie el corazón.