Los hechos tuvieron lugar el 30 de agosto de 2017 en el condado de Henry, Iowa, cuando Zachary Koehn de 28 años, llamó a Emergencias para pedir una ambulancia porque su bebé de cuatro meses no reaccionaba. Sin embargo, cuando los médicos llegaron al domicilio, confirmaron su muerte.
Los análisis del forense explicaron que el cuerpo del bebé presentaba signos de grave desnutrición, dermatitis y pesaba poco más de tres kilos. Además, encontraron gusanos en el pañal, lo que demostraba que no habían cambiado al bebé durante varios días, según publica 'Infobae'.
Estos mismos análisis detallaban, además, las lamentables condiciones en las que se encontraba el bebé fallecido, con mantas empapadas de orina y ropa manchada de heces.
La trabajadora social Sheila Schroeder, que llevó el caso ante el jurado, afirmó que los padres consumían drogas, ya que el bebé nació con restos de metanfetamina en su cordón umbilical.
Asimismo, el oficial John Turbett señaló en el juicio que el padre le había confesado que nunca cambió el pañal de su bebé porque esa era la responsabilidad de la madre y que la suya era cuidar de su otra hija de dos años, cuya custodia se les quitó después de este terrible suceso.
Por su parte, la madre del bebé, Cheyanne Renae Harris, de 20 años, confesó haber consumido drogas semanas antes de la muerte del menor. Ambos están acusados de homicidio.