Un militar del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas de la base aérea de Alcantarilla aterrizó sobre la fachada de un edificio de la pedanía murciana de Sangonera la Seca tras sufrir un desvanecimiento durante el vuelo, lo que le produjo heridas en la cara.

El suceso sobresaltó a los trabajadores y clientes del estanco y de una sucursal de Cajamar contigua, que escucharon un fuerte golpe instantes antes de sorprender al militar colgado de la antena del edificio.

María Jesús, dueña del estanco, ha narrado el susto que se llevó al escuchar el fuerte impacto y ver al militar, de unos 50 años, suspendido en el aire. "Fue un milagro y este pobre hombre ha vuelto a nacer".

Militares desplazados a la zona informaron de que su compañero pudo haber sufrido un desmayo en el descenso y, por eso, no controló el paracaídas durante el aterrizaje.

De hecho, algunos vecinos le vieron descender con los brazos caídos y la cabeza ladeada, ha añadido esta mujer, que presenció cómo el militar recuperó la conciencia y reconoció no recordar lo ocurrido.