Después de 36 años en el Congreso de los Diputados, Paloma, la ujier más querida de la Cámara Baja se jubila. Eso sí, obligada y con la pena de no ver una última vez cómo se abren las puertas de los leones.

Cumple 72 años el próximo lunes, ha admitido no estar preparada para irse. Es incapaz de quedarse con solamente uno de los momentos vividos. Entre ellos, la proclamación del rey Felipe VI, los 40 años de la Constitución o la visita al Congreso del actor Richard Gere.

"Eso fue impresionante. Cualquier cosa que pasa, pero bueno, se supone que Richard Gere tenía mucho tirón. Entonces, subimos todos a verle", ha recordado Paloma.

Empezó a trabajar en 1983 en la misma mesa en la que se despide ahora. Es su sitio preferido porque, ha asegurado, "por ahí pasa todo el mundo": los que acuden a los plenos, comisiones, cafetería, garaje... El punto donde se sienta Paloma es el que une todos los edificios.

Durante 20 años fue la sombra de los presidentes de la Cámara Baja. "Recibes todas sus visitas, sabes cuándo entran, cuándo salen, qué reuniones tienen", ha explicado la ujier.

Pero también ha vivido momentos difíciles. "Hemos tenido plenos complicados, con protestas en las tribunas. Nos han tirado papeles, nos han sacado pancartas... Con todas esas cosas pasas un mal rato, aunque en el momento en que pasan se te olvidan", ha señalado.

Paloma ha confesado que lo que más echará de menos será la gente, y todos a ella.