La Guardia Civil lleva meses analizando las numerosas horas de grabaciones interceptadas al profesor acusado de grabar desnudas a sus alumnas en el colegio Virgen de Europa, en Boadilla del Monte, Madrid. En total, los agentes hallaron 30 discos duros en la casa del docente.

La investigación está siendo compleja, especialmente en la lectura de 12 discos que fueron agujereados con un taladro, dañados para presuntamente evitar que se accediera a su contenido.Las grabaciones estaban escondidas en zulos. Fueron localizadas detrás de las paredes, de muebles del salón y de la cocina y hasta dentro del conducto del aire acondicionado.

El 21 de febrero el juez tomará declaración a tres personas: al director de colegio Virgen de Europa de Boadilla del Monte, que a su vez es el hermano del profesor detenido; a la directora de Primaria y a la directora pedagógica del centro para esclarecer lo sucedido.

Desde que saltó el escándalo, la imagen del centro se ha visto comprometida. Según ha podido saber laSexta, este mes comienza el plazo de matriculaciones y varias familias han decidido sacar a sus hijos del centro. Otras ya lo han hecho. Además, algunos padres de las niñas grabadas por el profesor están en tratamiento psicológico.

El caso de presunta pederastia se destapó casi por casualidad. Una vecina encontró una mochila en la calle con una cámara en su interior y decidió visionar las imágenes porque su intención, según dijo a los agentes, era devolverle el dispositivo a su dueño. Sin embargo, encontró numerosos vídeos de menores de edad desnudas, grabadas en el interior de un despacho con lo que parecía una cámara oculta.

La mujer se puso inmediatamente en contacto con la Guardia Civil y gracias al uniforme que llevaban las menores los agentes pudieron averiguar el centro al que pertenecían. Después lograron identificar al profesor implicado porque en un momento determinado se grabó por error a sí mismo colocando una de las cámaras.

La Guardia Civil lo detuvo y el centro lo destituyó. Poco después, el colegio emitió un comunicado en el que pedían discreción a los padres.

Según fuentes de la investigación, el profesor utilizaba la sala de audiovisuales del colegio para hacer las presuntas grabaciones con la excusa de hacer una película, como proyecto de fin de curso. También, según estas fuentes, llevaba una piscina hinchable y les decía a sus alumnas que trajeran el bañador.

Hasta el momento hay siete familias personadas en la causa; otras están preparando una denuncia para sumarse a la acusación por si sus hijas también hubieran sido grabadas. Por el momento, la Guardia Civil sospecha que el profesor podría llevar actuando varios años y teme que podría haber más víctimas.