Manuel Barbero, el padre que, en febrero de 2016, denunció que su hijo había sufrido abusos sexuales por parte de Joaquim Benítez, un profesor del colegio de los Maristas del distrito de Les Corts de Barcelona, ha denunciado que no se haya investigado "a fondo" la responsabilidad del centro religioso.

En una entrevista con motivo de la publicación de su libro 'Un silencio a gritos' (Comanegra), Barbero ha criticado la gestión del colegio de los Maristas cuando, a raíz de su denuncia pública, se destapó una trama de abusos sexuales contra menores.

En su libro, Barbero narra su biografía -con una infancia dura como inmigrante de Granada a Barcelona, de malos tratos y como víctima de una agresión sexual- hasta llegar al presente en el que relata el abuso que sufrió su hijo mayor por parte del pederasta confeso Joaquim Benítez, que cuenta con diecisiete denuncias por delitos sexuales.

De estas diecisiete denuncias, solo cuatro irán a juicio porque el resto han prescrito, aunque Barbero asegura que conoce "diez casos más" que no han sido denunciados. Aún no hay fecha para el juicio contra Benítez, quien está en libertad y para quien la Fiscalía pide una pena de 22 años de cárcel.

En relación con la investigación del caso, Barbero afirma que se ha cerrado "en falso" y sostiene que no se ha investigado "a fondo" la posible responsabilidad del colegio de los Maristas por "haber ocultado un delito" y, no solo el de Benítez, "otros profesores de los Maristas también han sido denunciados" por delitos sexuales.

Los hechos "de ocultación" a los que se refiere Barbero comenzaron en noviembre de 2011, cuando unos padres se reunieron con la dirección del centro de los Maristas Sants - Les Corts para denunciar que su hijo había sufrido abusos por parte de Benítez, el profesor de Educación Física, y el colegio "se negó a facilitar información" a los Mossos, según recogió el juzgado de instrucción número 9 de Barcelona.

Finalmente, los padres decidieron no interponer ninguna denuncia, el caso fue archivado y la dirección decidió echar a Benítez. Barbero considera que si no se lleva a cabo una investigación sobre el conocimiento que tenía la dirección de los abusos, se estará "dando la espalda a todas las víctimas" puesto que el colegio podría haber cometido un "delito de ocultación y hasta de obstrucción a la justicia".

Manuel Barbero reconoce que su lucha es "un poco obsesiva" ya que dedica todo el tiempo libre que tiene a buscar información, gestionar la asociación que ha creado para luchar contra los abusos a menores, Mans Petites, así como a atender los correos que sigue recibiendo en la cuenta que abrió especialmente para recabar información sobre los abusos que otros niños habían sufrido en el colegio de los Maristas.

Todavía recibe mensajes de víctimas de agresiones sexuales, aunque ya no de los Maristas, a las que escucha y da apoyo y, por ello, recrimina a la administración que "nadie" se haya preocupado de estos mensajes ni de "las necesidades de estas personas".

"Estoy realizando una función pública que no me corresponde", reconoce Barbero, quien también exige a las instituciones una mayor implicación y dotación de recursos para realizar campañas de prevención de abusos sexuales que lleguen hasta los juzgados, los colegios y los padres.

Sobre la cuestión de la prescripción de los delitos sexuales contra menores, Barbero tiene claro que el objetivo no es "alargarla", sino que nadie necesite "cuarenta años o más" para denunciar un abuso sexual y que se pueda detectar en el momento.

El principal anhelo de Barbero es prevenir el abuso sexual a menores pero, si acaba ocurriendo, considera que la clave para intentar superarlo es "el cariño, la ternura, la comprensión" y, sobre todo, "no cuestionar a la víctima".