Sin estómago y sin trabajo. Un tumor gástrico le quitó las dos cosas a Pilar en 2014. "Me llamó una compañera y me dijo que me habían despedido", cuenta. A los tres meses de la operación regresó. Forzó la máquina y las secuelas la obligaron a estar tres meses más de baja por una neumonía. Pilar lamenta que esto la hizo sentir "desprotegida".

Los nuevos tratamientos son cada vez más efectivos, pero también más agresivos y dejan secuelas que la ley de 1994 no reconoce. Raquel del Castillo Martín, de la Asociación contra el Cáncer, reclama que "revisen los manuales e incorporen los avances científicos". Una actualización permitiría acceder a la baja permanente o al cobro de pensiones a muchos pacientes.

En el caso de un autónomo, a pesar de estar de baja, debe afrontar los gastos de su empresa. "Los dos primeros meses son claves. Es cuando la persona que tiene un pequeño negocio tiene que seguir pagando su alquiler", señala Raquel del Castillo Martín.

Ana es docente de informática. Cuando le detectaron un cáncer de mama en 2015 le dieron la baja. Regresó, pero tuvo que faltar por consultas médicas. "Tienes más momentos de bajón, pero sigues siendo un trabajador más", cuenta.

UGT denuncia que despedir a alguien por causas médicas puede ser calificado como "discriminatorio", y posteriormente, "nulo". Ana García de la Torre, de Salud Laboral de la UGT afirma que "por estar enfermos, no quiere decir que no puedan desempeñar su puesto de trabajo".

Los pacientes oncológicos reclaman flexibilizar tareas, pero que no les quiten el trabajo.