Pegados y sin distancia de seguridad. Así viajaban siete pacientes en una ambulancia en plena pandemia, según se aprecia en el vídeo que ilustra esta noticia. Son personas con distintas patologías: pacientes oncológicos, que acudían a consultas de traumatología o que necesitan tratamientos de día, como la diálisis.

Los técnicos denuncian que no se respeta el protocolo frente al COVID-19 en este tipo de traslados. "No puede haber un paciente que vaya a un tratamiento oncológico pegado a otro paciente que viene de una radiografía", reivindica Roberto Martínez, delegado de CGT en Baleares.

Allí, el transporte sanitario no urgente está controlado por la empresa privada. Trabajadores del sector piden que este servicio, al igual que pasa con el urgente, dependa solo de lo público. "Mezclan patologías y van hacinados, con trayectos de más de una hora. Esto el servicio público, lógicamente, es que no lo permitiría", sostiene Martínez.

Los técnicos de emergencias sanitarias afirman que la pandemia ha agravado mucho la situación del sector y que imágenes como las que acompañan estas líneas son habituales en muchos traslados. Reclaman también el reconocimiento de su categoría como personal sanitario ya que, al no tenerlo, están sujetos a discriminaciones. "Somos técnicos de emergencias sanitarias, no somos transportistas ni taxistas", asevera el representante de la organización sindical.

Por ejemplo, se les excluye de poder considerar el coronavirus como enfermedad profesional y no se les incluye en el servicio de lavandería para sus uniformes, que, al no estar contemplado en el convenio, recae sobre ellos, que deben ocuparse de higienizarlos en sus propios domicilios. "Todavía nos tenemos que llevar la ropa diariamente a casa a lavarla diariamente junto a la de la familia", lamenta Martínez.

Una situación que ha llevado a estos trabajadores a manifestarse a las calles, donde reclaman que su voz se escuche después de más de un año de crisis sanitaria.