Angela -que esta polémica tiene nombre- se ha hecho viral muy a su pesar como "osa de la discordia". Por unos turistas que, muy osados ellos, han cuestionado su identidad: sorprendidos por sus hechuras y facilidad para ponerse de pie y pedir 'chuches' han escrutado cada foto, cada pliegue de su piel, para asegurar que es una persona con un disfraz. "Chusco, además, con los pantalones caídos", según argumentaban algunos en redes. Los más suspicaces llegan a verle las costuras al supuesto traje. Y a decir que tiene zapatos por pezuñas.

El tema ha suscitado airadas reacciones en redes sociales -aludiendo a "bastardos comunistas y sectas"— e hilaridad por todas partes: algún que otro presentador casi no ha podido mantener el tipo al dar esta noticia. "Es fácil ver por qué hay gente que no cree que sea un oso", arranca un locutor estadounidense, intentando aguantar la risa... sin éxito. Las carcajadas han resonado en platós de todo el mundo.

Desde el zoo de Hangzhou (al este de China), inicialmente encantados con que las visitas se hayan multiplicado gracias a Angela (hasta las 20.000 diarias, un 30% más) han tenido que acabar saliendo al paso. Inicialmente guardaron silencio, pero extraoficialmente y, con humor, dándole 'voz' a la osa, han confirmado que sí, lo es. De una raza exótica, pero lo es. "Algunas personas piensan que parezco una de ellas... parece que no me entendéis bien", han puesto en boca de Ángela las redes sociales del zoo. Además, ya organizan visitas para que los periodistas verifiquen su 'animalidad'.

El Oso Malayo es el más pequeño de los osos,

una especie de mamífero carnívoro de la familia de los úrsidos.​

Los zoólogos explican que los osos malayos como Angela, Helarctos malayanus originarios de bosques tropicales del Sudeste Asiático, son la especie más pequeña de úrsidos. Son apenas como un perro grande. Por debajo del metro y medio de estatura, su anatomía y excelente adaptación al medio los convierten en excelentes trepadores. Gracias a sus zarpas, pueden clavar sus largas y afiladas uñas en la corteza de los árboles, escalando a sitios increíbles.

Resulta difícil divisar a algún ejemplar en su entorno natural, puesto que suele permanecer en lo más intrincado del bosque. Se trata de una especie amenazada por la pérdida de hábitat y la caza. Y por desgracia, como demuestra esta falsa polémica, una gran desconocida entre los grandes mamíferos. Pobre Angela, pobre especie, ridiculizada por unos humanos conspiranóicos. La ignorancia, que es muy osada.