Un mantel navideño en el que coinciden generosidad, solidaridad y un menú muy cuidado con "entremeses, sopa, canelones y pollo", según explica Ana Nadal, coordinadora de cocina.

Es la basílica de Sant Just i Pastor de Barcelona, donde más de 500 voluntarios cuidan los detalles en una mesa en la que hoy, también se sienta la emoción.

En nuestro país son muchos los que tienen una situación difícil para pasar el día de Navidad. Es el caso de ellos. Por eso acuden a centros sociales como el del barrio de Triana, en Sevilla. "Estoy solo en mi casa, tengo 83 años y aquí me tratan muy bien las hermanas", asegura uno de los asistentes.

Parroquias, particulares o también restaurantes. En Galicia esta fiesta navideña toma el nombre del que la acogió por primera vez hace ya 25 años. Aquí la intención es muy clara. "Esto es una invitación gratuita para comer en familia. En el día de Nochebuena y Navidad no hay pobres, todos somos iguales", apunta Chus Iglesias, una de las voluntarias.

Muchos de ellos vienen a celebrar una historia de superación con gestos desinteresados que un día ayudaron a personas como Ramón y Alicia. "Vivíamos en la calle y ellos nos han ayudado", nos cuenta esta pareja. Porque el ingrediente principal de estas fechas, es precisamente la empatía, el verdadero espíritu de la Navidad.