Adam Martin, un hombero de Cornwall, Reino Unido, fue operado de urgencia a corazón abierto tras sufrir una infección sanguínea potencialmente mortal después de que se le metiese un trozo de palomita entre los dientes, según informa 'Daily Record'.

Martin, de 41 años, contrajo una infección denominada 'endocarditis' después de intentar sacarse insistentemente el trozo de palomita de entre los dientes. La 'endocarditis' se produce cuando los gérmenes de otra parte de su cuerpo, como la boca, se propagan a través del torrente sanguíneo y dañan áreas del corazón.

En su intento por desincrustar los incómodos restos de la palomita de maíz, el bombero británico usó desde una tapa de bolígrafo a un trozo de alambre e incluso un clavo, lo que acabó por dañar su encía. Sin embargo, el hombre ignoró el dolor de muelas que empezó a sentir y no fue al dentista.

Una semana después, Adam Martin comenzó a sentir sudores nocturnos, fatiga, dolores de cabeza y eventualmente un soplo cardíaco, signos de tener una infección. Por ello, decidió acudir a su médico de cabecera. Los médicos le diagnosticaron un leve soplo cardíaco y le mandaron hacerse análisis de sangre y radiografías, que solo mostraron los marcadores de inflamación ligeramente elevados. Así, Martin se fue a casa con una prescripción médica de medicamentos que lo harían sentir mejor.

Sin embargo, días después, seguía con los mismos síntomas, por los que acudió al Hospital Royal Cornwall. "Tenía la sensación de que algo andaba muy mal. Estaba durmiendo mucho y me sentía terrible con dolores y molestias en las piernas", ha expresado.

El dolor muscular en su pierna resultó ser un coágulo infectado, acuñado en su arteria femoral, que requirió una operación de cinco horas. También desarrolló una ampolla de sangre en el dedo del pie, que fue diagnosticada como una lesión de Janeway, una indicación externa de la endocarditis infecciosa.

Los escáneres de tórax que le hicieron revelaron que su corazón había sufrido daños graves y que necesitaría una intervención urgente, por lo que fue llevado al quirófano, para reemplazar su válvula aórtica y reparar su válvula mitral, dañada por la infección, en una operación que duró siete horas.

"Los doctores me dijeron que si no hubiera ido al médico de cabecera cuando lo hice, podría haber estado muerto en tres días", ha contado.

"La mayoría de las personas mueren cuando están en 350 en una escala de infección y yo estaba en 340. La infección me había comido las válvulas del corazón por completo. Si hubiera ido al dentista en primer lugar, nada de esto habría sucedido. Fue la peor experiencia de mi vida", ha recordado el bombero británico, padre de tres hijos.

Afortunadamente, Martin se recuperó rápidamente después de la cirugía y regresó a casa con su su mujer y sus tres hijos. Ahora, el hombre ha dicho sentirse "extremadamente afortunado" porque no estaba "muy lejos de la puerta de la muerte" y logró salvarse. Además, ha dicho que "lo que es seguro" es que nunca más volverá a comer palomitas de maíz.