El Open Arms, buque insignia de la ONG Proactiva Open Arms, ha lanzado un grito de auxilio a la ciudadanía para que ayuden a la entidad a reunir los fondos necesarios con los que volver a flote y continuar rescatando vidas en el Mediterráneo cuanto antes.
La organización ha emitido su último SOS durante una rueda de prensa en Barcelona, donde ha hecho una parada técnica antes de entrar en varadero y someterse a una importante reparación que puede mantener hasta dos meses el barco apartado del mar, donde en estos momentos hay hasta tres embarcaciones a la deriva.
La entidad juega contrarreloj y es que, desde que el pasado fin de semana fueron obligados a parar en Italia para una inspección de 12 horas, han fallecido en aguas internacionales un mínimo de 96 personas, a las que nadie ha auxiliado.
Para mermar la tragedia, Open Arms necesita entre 800.000 y dos millones de euros con los que reparar el barco o bien comprar una embarcación nueva, la opción que consideran más "viable" debido a las constantes averías.
Según el fundador de la ONG, Òscar Camps, el buque "ha agotado sus posibilidades de navegación segura" tras 47 años de antigüedad y después de haber rescatado unas 7.000 vidas en los últimos dos años y medio. Por el momento y mediante una campaña que pusieron en marcha el mes pasado, han conseguido recolectar ya 425.000 euros de diversos donantes dado que, tal como ha aseverado Camps, prefieren que "mucha gente aporte poco dinero" a que dos o tres personas sufraguen todos los gastos.
"Si Open Arms reflota, cualquier administración, incluso la española, pensará que gozamos del apoyo de la ciudadanía y será más difícil incurrir en según qué técnicas y tácticas para dificultar o bloquear la presencia de barcos en el mar", ha matizado tras recordar que un barco "tan viejo y antiguo" da pie a constantes inspecciones o bloqueos.
La última de ellas que realizaron en Italia, por ejemplo, solo la pasan barcos que previamente han sido denunciados aunque en el caso del Open Arms fue para averiguar "qué estábamos haciendo con las aguas fecales de los 360 inmigrantes que llevábamos", según ha narrado el capitán del buque, Miquel Melero.
Pero la urgencia de la organización tiene un motivo claro: es la única que rescata vidas en el Mediterráneo Central, donde son constantes los naufragios de precarias embarcaciones con personas a bordo que se han visto obligadas de huir de sus respectivos países para sobrevivir.
"Si estamos en medio del mar lo protegemos porque al estar nosotros forzamos que la administración haga su trabajo", ha señalado Camps antes de instar a la Unión Europea (UE) a retomar sus operaciones de salvamento en el Mediterráneo.
Por otro lado y dos días después de que el Senado de Italia retirara la inmunidad al líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, el socorrista ha opinado que el exministro de Interior italiano "tiene que pagar el precio" por haber impedido el desembarco de 131 migrantes el pasado verano.
"Tiene que pagar el precio de haber bloqueado, impedido desembarcar y provocado el sufrimiento innecesario a personas que ya venían con un alto grado de sufrimiento, tortura e incluso todo tipo de secuelas", ha sostenido Camps. Salvini podría ser procesado por los delitos de "secuestro de personas" y "abuso de poder" por impedir que más de un centenar de migrantes a bordo de la nave Gregoretti de la Guardia Costera desembarcaran en Italia hasta que otros países de la Unión Europea (UE) aceptasen hacerse cargo de ellos.
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