El buque Open Arms ha llegado finalmente al puerto de Lampedusa, en Italia, después de esperar durante 19 días la autorización para desembarcar a los migrantes y refugiados que fueron rescatados en el mar.
"Y por fin, después de 19 días cautivos en la cubierta de un barco, todas las personas a bordo pisarán tierra firme", han celebrado desde la ONG, que ha compartido un vídeo en el que los migrantes celebraban la noticia:
Después de que el Gobierno de España enviase el martes al buque de la Armada Audaz para escoltar a los migrantes al puerto de Palma de Mallorca, el Open Arms se veía obligado a cambiar sus planes.
La Fiscalía de Agrigento, en Sicilia, ordenaba horas después del ofrecimiento del Ejecutivo español el secuestro provisional del barco y el desembarcode las decenas de migrantes a bordo en tierras italianas. Así lo decidió el fiscal Luigi Patronaggio, después de subir al barco con varios médicos y comprobar el estado de los rescatados y la desesperada situación a bordo.
Finalmente, el buque de rescate, en el que viajaban 83 personas -otras ya habían sido evacuadas por distintas necesidades- arribaba en el puerto de la isla italiana de Lampedusa. "Por fin, se acaba la pesadilla y las 83 personas a bordo recibirán asistencia inmediata en tierra", celebraban desde la ONG.
"Por fin van a ser atendidos como se merecen es una alegría que esto no se alargue ni tres días más, ni cuatro ni cinco ni seis", aseguró su fundador, Oscar Camps.
Al filo de la media noche, el barco se preparaba para atracar en el puerto de Lampedusa, donde un grupo de personas les esperaba entre aplausos. Los migrantes, ansiosos, preparados con los papeles en mano, no quisieron pisar tierra sin dar un último abrazo de agradecimiento a la tripulación, mientras algunos no podían contener las lágrimas.
Tras bajar del Open Arms -algunos con ayuda- fueron atendidos por los servicios médicos. De allí fueron trasladados a un centro de acogida de la isla.
Sin embargo, para el ministro de Interior Matteo Salvini, que desde el principio se opuso a que los migrantes desembarcaran en Italia, esto no es una derrota y amenaza con seguir en la lucha contra los migrantes.
"Mientras viva no es mi derecho, sino mi deber, defender las fronteras de mi país", aseguró. Y advierte, no tiene miedo a ninguna denuncia: "Si alguno espera asustarme con la enésima denuncia, se ha topado con la persona equivocada".
Esta operación, que tras 19 días ha llegado a su fin, ha sido, asegura Open Arms, su misión más difícil.
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