Antes de que se produjera la emergencia sanitaria por el Covid-19 había 2,7 millones de personas españolas residentes en el extranjero. Maeba (León, 1988) es una de ellas. Cuando estalló la crisis del coronavirus llevaba año y medio residiendo y trabajando en Punta Cana.

El Gobierno de República Dominicana ha cerrado sus fronteras "por tierra, mar y aire" y, aunque la Ministra de Exteriores, Arancha González Laya, asegura que todos los españoles van a poder regresar a casa, ninguno de los que reside en la isla sabe cómo ni cuándo va a poder hacerlo.

En su lucha por buscar una salida, Maeba y sus compañeros españoles han enviado una carta a los medios de comunicación para hacerse oír: "No dejan de insistir en que volvamos, pero no tenemos cómo salir de la isla", escriben.

Encerrados y sin saber cómo salir

Maeba lleva intentando salir del país desde que se anunció el cierre de fronteras. Lo cuenta a laSexta desde el otro lado del teléfono, a más de 7.000 kilómetros de distancia: "Ahora mismo me encuentro bien, pero esto es como una montaña rusa", confiesa.

A principios de esta semana el Gobierno dominicano anunció el cierre del país para el viernes a las 6 de la mañana. Maeba y sus compañeros empezaron a buscar vuelos, una misión imposible. Hasta la empresa española para la que trabaja su pareja les ayudó a buscarlos. Contaban con solo cuatro días para salir de allí, pero no eran los únicos. También tenían que hacerlo todos los turistas de la isla.

"Las aerolíneas solo reubicaban a sus clientes, haciendo inviable la compra de billetes", dice. Incluso buscaron vuelos con escalas inciertas en países que, al poco tiempo, cerraban sus fronteras. Le pasó a uno de sus compañeros: "Se impacientó y con los nervios compró un vuelo con escala en Bogotá y el día de antes se canceló", cuenta Maeba, que asegura que además el precio era desorbitado.

Finalmente, las comunicaciones con el exterior se cerraron el jueves a primera hora de la mañana. Ni Maeba ni sus compañeros han conseguido salir del país. Confiesa que las palabras de la ministra de Exteriores mencionando directamente a los expatriados les deja "algo más tranquilos", pero insiste en que necesitan "acciones por parte de consulado y de la embajada antes de que sea aún más tarde".

A pesar de las medidas que se están tomando, Maeba afirma que "la gente aquí todavía no es consciente de la gravedad, siguen pensando que el coronavirus es un chiste". Ella es más que consciente de la situación por la comunicación con su familia en España.

La irresponsabilidad de los turistas

Nadie imagina que una crisis sanitaria pueda estropearle unas vacaciones. Eso debieron pensar los miles de turistas que siguieron inundaron las playas de República Dominicana en mitad de la emergencia sanitaria. "Hasta el martes han estado llegando aviones y autobuses llenos de europeos", afirma la joven.

Aunque la Organización Mundial de la Salud ya había declarado la emergencia sanitaria como pandemia, los vuelos de turistas no se detuvieron. Eran las 20 horas del sábado 14 de marzo. Maeba recuerda perfectamente el primer comunicado del Gobierno dominicano anunciando el cierre de las fronteras el lunes a primera hora: "Sin previo aviso, sin consultar a los consulados, hoteles, aerolíneas…".

En aquel momento, el hotel en el que reside Maeba y trabaja su pareja estaba lleno: 1.200 turistas. No solo españoles, también de otras nacionalidades. "Estamos metiendo la peste en una isla que no va a tener las medidas suficientes para superarla", recrimina indignada Maeba.

Más miedo a los saqueos que al virus

Con el cierre de fronteras y la consecuente falta de turistas, todos los hoteles están teniendo que cerrar y cientos de personas están perdiendo su puesto de trabajo. A Maeba ya la han despedido: "Trabajaba en un evento mundial de golf, el jueves lo suspendieron y ayer me echaron, así sin más", cuenta.

Su pareja mantiene su empleo en el hotel en el que ambos viven, pero sin turistas a los que atender se está quedando en mínimos. Lo único que se refuerza es la plantilla de seguridad: "Tiene que haber vigilancia en todo el perímetro porque hay miedo a los saqueos", cuenta.

El turismo es la principal fuente de divisas de República Dominicana, según datos recogidos por EFE del Banco Central. Muchas familias subsisten gracias a sus empleos en las grandes empresas turísticas presentes en el país. "Ahí se empezará a complicar la cosa, cuando la gente no tenga para comer", subraya Maeba.

Aunque el cónsul de República Dominicana ha llamado a la calma, la falta de una respuesta concreta hace que el miedo sea constante. En la carta que Maeba y sus compatriotas han escrito, se despiden con un deseo: "No se olviden de nosotros, ¡queremos regresar a casa!".