Lo dicen las estadísticas, octubre es desde hace dos décadas el mes preferido de la cigüeña para visitar España.

Si la mayoría nacen en octubre, significa que los arrumacos y achuchones han tenido que ser en enero. Y es que las fiestas a los españoles siempre nos han despistado.

Bebemos más de la cuenta, nos ponemos tiernos y olvidamos nuestras obligaciones. Además, está la Navidad, tiempo de sentimientos enfrentados: amor, odio, melancolía y nuevos deseos. Si todo esto falla, nos queda una última baza, la culpa se la echamos al frío, que en enero hace mucho.

Pero no siempre fue así, el siglo XXI nos ha cambiado. Antes, los veranos en Benidorm eran sinónimo de éxito. Chapuzones a la luz de la luna y veladas musicales hasta altas horas de la madrugada, entonces nos gustaba el calor para ponernos a tono. Los niños, como las flores, llegaban en primavera.

Aunque, si algo hemos demostrado los españoles es que a pesar de las estadísticas, cualquier época es buena.