Javier y Juan Carlos trabajaron durante casi medio siglo en el hotel de El Paular, el antiguo palacio de los Trastamara, un edificio construido en el siglo XIV junto al monasterio del mismo nombre.

Allí donde ahora crecen las zarzas estaba la pista de tenis. Porque el lujoso hotel cerró hace cinco años. Su medio centenar de empleados se quedaron en la calle y Rascafría, en el corazón del Valle del Lozoya, perdió su joya de la corona. "La sensación es de tristeza, de ver a la gente sin trabajo y se marchan del pueblo", comenta uno de los vecinos de la zona.

Javier sabe que no volverá a servir las mesas, pero de estos trabajadores jubilados nace la idea de recuperarlo como parador nacional. Para revitalizar un pueblo que, dentro incluso de la Comunidad de Madrid, se asoma al abismo de la España vaciada.

"Es más para que nuestros descendientes, amigos y sus hijos puedan tener un puesto de trabajo en un sitio de categoría", explica otro vecino. El Ministerio de Cultura planea construir en el recinto un aparacamiento y una cafetería. Pero el hotel seguirá, por ahora, cerrado. Los vecinos del valle del Paular recogen firmas a través de change.org y anuncian batalla hasta el final para que el Palacio de los Trastamara recupere todo su esplendor.