Ana Orantes fue acuchillada y quemada viva por su expareja en Granada en 1997. Sucedió días después de que Ana acudiera a un plató de televisión y denunciara los malos tratos que sufrió durante 40 años a manos de su exmarido.

Ahora, 23 años después, 'The New York Times' ha publicado el obituario de Ana Orantes. Se trata de un reconocimiento a "una historia que condujo a importantes reformas legales para proteger a las mujeres de la violencia doméstica" en España.

El corresponsal del periódico en Madrid, Raphael Minder, apunta que en España "ninguna ley protegía a las mujeres de la violencia" y recuerda que el entonces vicepresidente Francisco Álvarez Cascos calificó el crimen como "un caso aislado obra de un excéntrico". El artículo forma parte de una serie de obituarios sobre personas relevantes, cuyas muertes no fueron recogidas entonces por el diario.

"La primera vez que su marido la golpeó, a Ana Orantes le preocupaba que los huesos de su rostro se hubieran roto. Estaban recién casados, y ella y su marido vivían con los padres de este", relata el diario. Fue la primera de una multitud de palizas y el comienzo de un aislamiento absoluto. José Parejo llegó a prohibir a Ana que asistiera a la boda de sus hermanos.

En una entrevista en Espejo Público, Charo, hija de Ana Orantes, relató el infierno que vivieron su madre y sus hermanos en casa a manos del asesino de su madre. "Vi los malos tratos desde pequeña. Ese hombre intentó abusar de sus hijas y también lo llegó a intentar con mi hija", explicó.

Por orden del juez, Ana y su exmarido seguían viviendo bajo el mismo techo tras el divorcio. "Ella vivía arriba y él, abajo. Mi madre tenía que estar encerrada en su casa, tenía en la puerta cuatro cerrojos y candados", relata Charo, que añade que por las noches se cerraban hasta las ventanas por "estaban todos acojonados en casa".