Las seis monjas de clausura que vivían en un convento de Viveiro lo han dejado cerrado a cal y canto. Se fueron tras denunciar en la Policía que han desaparecido dos códices de su biblioteca. Todavía hay que fecharlos, pero son volúmenes de música coral que podrían pertenecer al Siglo XIV.

Los vecinos dicen que los códices no son el problema, sino las hermanas. Aseguran que las monjas se han marchado al saber que iban a regresar a Viveiro otras tres más jóvenes con las que nunca se han llevado bien. El convento está rodeado por un enorme muro de piedra y tiene cámaras de vigilancia.

Por eso, la Policía no solo investiga el posible robo; también, el extravío de los códices o que incluso los tengan alguna de las hermanas por los problemas que existen entre ellas. En un comunicado, la Diócesis a la que pertenece este convento dice que las monjas se han ido "por la avanzada edad y enfermedad de las seis hermanas".

Pero también reconocen "otras dificultades de vida interna". "Los temas de convivencia que afectan a cualquier también ha afectado a estas personas", ha explicado Rubén Amor, miembro del equipo de Comunicación del Obispado de Ferrol-Mondoñedo.

La Policía confirma que en el edificio no hay señales de robo: ni puertas ni ventanas forzadas. El conflicto entre las monjas de clausura de Viveiro ya había llegado a la Santa Sede en el mes de noviembre.​