Tiramos por el inodoro mucho más de lo que debemos. Se lo demostramos empezando por lo prohibido: el algodón, los tampones, las compresas, los pañuelos de papel y las toallitas secamanos deben ir siempre a la papelera.
Parecen biodegradables, pero se atascan en las plantas tratamiento. Los mismo sucede con los preservativos, que acaban formando descomunales tapones, como el que se ha podido ver en las alcantarillas de Londres.
Las lentillas, que parecen blandas e inofesivas, se rompe formando microplásticos que luego se comerán los peces. La toallitas son un capítulo a parte: está permitido tirar al inodoro aquellas higiénicas que sutituyen al papel.
"Se trata de publicidad engañosa porque no son biodegradables, y eso significa que se dividen en microplásticos", ha remarcado la portavoz de la OCU Ileana Izverniceanu. Tampoco debemos arrojar nunca las toallitas de bebé o las desmaquillantes. A pesar de lo frágiles que parecen, tardan años en deshacerse.
También hay cosas que no son peligrosas pero que no deberíamos tirar por el inodoro. El pelo puede llegar a atascar como el hilo dental, y por ello hay que tirarlo a la papelera. Y ahora, vamos con la sorpresa: tampoco deberíamos tirar el papel higiénico por el retrete.
Es cierto que está permitido, y no es un grave problema todavía, pero un 5% del papel higiénico no se deshace y va directo a las platas de residuos. Así, ya saben: ante la duda, todo va a la papelera.
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