José Luis tuvo que abandonar el negocio familiar por culpa de su adicción a las compras. "Tuve problemas personales de no llegar a fin de mes, deudas, vivir por encima de mis posibilidades", explica.

Le costó años reconocer su problema, pero finalmente acabó acudiendo a terapias para compradores compulsivos. Dice que le ha cambiado la vida: "¿Quién no quiere ser la mejor versión de uno mismo? muchas veces no se puede solo y necesitas la ayuda de un profesional", sostiene José Luis.

Cayó en ese problema por la sociedad de consumo en la que vivimos. En época de rebajas este trastorno se incrementa. Para él los descuentos eran la excusa perfecta.

"Ese concepto de la ganga, que tenga un producto que no puedo dejar pasar, independientemente de que no lo necesite", explica Fernando Azor, psicólogo clínico y director de gabinetedepsicologia.com.

Aunque la genética también puede tener parte de culpa. "Por mucha dopamina que produzcan, nunca llegan al nivel de saciedad porque lo destruyen demasiado rápido", señala Sergio Oliveros, psiquiatra y director del grupo Doctor Oliveros.

Después de años de tratamiento, José Luis ha conseguido que su felicidad no dependa de las compras sin límite. "No hay color, mi vida es mucho mejor ahora", añade.

Los expertos recomiendan no bajar la guardia porque este trastorno nunca se llega a curar al 100%.