En el desayuno de Antía y Navia no hay bollos, ni leche, ni fiambres. Según explican ellas mismas, desayunan plátano, chía, canela... Y es que, desde su nacimiento, las niñas fueron vegetarianas y ahora, veganas.

"Desde un principio vieron que era totalmente natural que, si no nos vamos a comer a nuestros perros y nuestros gatos, tampoco nos vamos a comer a los cerdos y las vacas, que para ellas son exactamente iguales", explica su padre, Pablo Jurado.

Toda la familia, mascotas incluidas, no consume nada de procedencia animal. "A mis hijas en vez de introducirles el pollo, les introduje el tofu", relata Rocío Cano, la madre de las pequeñas y autora del blog 'Una familia vegana y normal'. "Desde los seis meses, los purés eran con tofu", recuerda.

El veganismo se extiende a los hijos y en Internet podemos encontrar cientos de páginas y vídeos recomendando recetas y mostrando los beneficios de esta dieta en los menores.

Muchos pediatras defienden que ser vegano el primer año de vida puede suponer un déficit de vitamina B12, hierro, zinc y calcio. "Aparte de adquirir un menor desarrollo, un índice de masa corporal menor, pueden tener anemias", advierte el pediatra Salvador Martínez.

Veganos o no hay cosas que nunca cambian. El plato favorito de Antía es la hamburguesa pero, eso sí, de espinacas. La clave está en una alimentación equilibrada y con el aporte de todos los nutrientes necesarios.