Kimmi Foster, la madre de la niña, informó que la pequeña enfermó gravemente 48 horas después de jugar con más niños en una fuente de la ciudad británica de Kettering, según informa el diario 'The Sun'. Comenzó a sufrir fiebre alta que llegó a los 40 grados.

Fue entonces cuando Foster al ver el malestar de su hija decidió publicarlo en su perfil de Facebook para informar a los padres de los otros niños que habían estado jugando con ella. Ellos comentaron que sus hijos estaban también enfermos.

La pequeña finalmente murió a consecuencia del envenenamiento por beber el agua contaminada de la fuente. Se realizaron pruebas de calidad del agua de las fuentes de la plaza en la que estuvo jugando y se determinó que no era apta para el consumo. Por cada 100 mililitros de agua se encontraron 48 ufc (unidades formadoras de colonias) de 'esterococcus'.

Desde el Ayuntamiento de la localidad han asegurado que las fuentes se limpian con regularidad, al menos dos veces a la semana. Pero, según varios expertos que examinaron el agua, las fuentes estaban contaminadas con heces humanas, lo que podría haber provocado la muerte de la pequeña.