En España, las ciudades refugio empiezan a hacer realidad el sueño de acoger a los que huyen de la guerra. En Mutxamel, Alicante, viven seis refugiados que, tras dos meses de peregrinaje por Europa, fueron acogidos por una ONG.
Cobijo, manutención y ayuda pero, sobre todo, un futuro para dejar de ser refugiados y volver a ser personas. Son cuatro kurdos y dos afganos que comparten mesa y desayuno. Baram es decorador, a Zana le encanta jugar al fútbol, Kauran es panadero y Hosman es veterinario.
Hosman, que huyó del Kurdistán y atravesó Europa andando, en tren y en camión, afirma que ha sido "un viaje muy largo, peligroso, lleno de desastres. Vimos cosas muy duras". Los seis son refugiados, que han pasado de la Jungla, como llaman al campamento de Calais, a Mutxamel.
"Me gustaría quedarme, y empezar una vida como persona, una persona normal", afirma Hosman. Por su parte, José Ramon Semper, miembro de RAFAR, comenta que, "para llegar a España, han tenido que pelear por sobrevivir cada día, ahora en Mutxamel, intentan rearmar su vida".
"Intentando cada uno, desde su pequeña aportación personal, ayudarles a que estén lo mejor posible aquí", explica Conrado Murcia, voluntario de RAFAR. Ellos seis son los primeros refugiados que llegan directamente al plan de acogida de RAFAR.