El músico Giora Schmidt compró un billete para un vuelo hacia Cincinnati, pero cuando se montó en el avión se percató de que no había ningún hueco para guardar su violín.
Al ser una "antigüedad italiana", pidió a la tripulación que le localizase un lugar para guardarlo de manera segura.
“Por supuesto que sabía que, a pesar de llegar a mi asiento, no había ninguna posibilidad de que mi violín tuviera espacio en los compartimentos. En lugar de comenzar a negociar con cada pasajero, se lo conté a la azafata para ver si ella podía ayudarme", ha explicado en 'Classic FM'.
Pero para su sorpresa, la azafata puso una condición a cambio de encontrar sitio seguro para guardar el violín: que ofreciese un concierto improvisado a la tripulación y a los pasajeros.
Al principio pensó que se trataba de una broma, pero finalmente decidió hacerlo. De hecho, la asistente de vuelo anunció en cabina que, tras el despegue habría un "pequeño concierto" a bordo a cambio de que algunos pasajeros movieran sus pertenencias bajo sus asientos para dejar espacio para el violín de Schmidt.