Cristina, desesperada, pidió ayuda directamente al alcalde al que le suplica que solidarice con ella y que le conceda habitar una de las tantas viviendas que se encuentran vacías en Paterna.

Hace un mes la desahuciaron y con ella a sus seis hijos que de momento están viviendo en la casa de una amiga, la cual consiguió su vivienda social tras luchar mucho y hace un año que vive aquí con sus dos hijos. Las viviendas que pide Cristina son unas antiguas casas militares abandonadas hace años, aparentemente habitables, aunque Cristina no quiere ocuparlas sin permiso por miedo a ser expulsada.

El Ayuntamiento le prometió seguir su caso pero aún no le ha dado ninguna respuesta. Por el momento, gracias a Cáritas y a los vecinos  puede vivir, pero sabe que esta ayuda se agotará y necesita ponerle remedio a su situación.

La paciencia se le acaba y Cristina advierte que o le dan una solución o acampa en el ayuntamiento con sus seis hijos indefinidamente.