Una discusión entre vecinas terminó en tiroteo y con una mujer muerta. Ajike Owens, una joven negra de 35 años, murió disparada después de que minutos antes sus hijos estuviesen jugando en el jardín de la vecina, que también agredió a uno de los menores.

El niño avisó a su madre y cuando Owens fue a pedirle explicaciones a la agresora, ésta disparó desde dentro de la casa con la puerta cerrada. Según las autoridades, sólo tienen una versión de los hechos, la de la autora de los disparos.

La vecina que disparó no ha sido arrestada ni acusada de ningún delito protegida por una ley que permite usar la fuerza en defensa propia dentro de una propiedad privada.

"Mucha gente no entiende como funcionan las leyes en Florida. No somos bastardos despiadados. Vamos a entrevistar a los niños", asegura el sheriff del condado de Marion, Billy Woods.

El abogado de la familia Owens afirma que la forma de proceder de las autoridades tiene que ver con un tema racial. La vecina que acabó con la vida de la joven se apoya en la legislación de Florida, alegando que abrió fuego porque se sintió amenazada y que Owens estaba invadiendo su propiedad privada.