Dos niños de 13 años murieron ahogados tras lanzarse desde el carguero en el que viajaban como polizones en el Puerto de Valencia por miedo a volver al horror de sus países, tal y como informa la prensa local.

Según las ONG, los menores hicieron por desconocimiento. Llegan de lugares donde la vulneración de los derechos humanos es habitual y no saben que en España la ley les protege. "Algunos huyen de la guerra, de la discriminación, de situaciones de trata o tráfico", afirma Catalina Perazzo, directora de Políticas de Infancia de 'Save the Children'.

La Guardia Civil rescató sus cadáveres y ahora se espera la autopsia, que determinará el origen de los niños. Lo que sí se sabe es que se subieron en algún punto de la costa africana. El barco salió desde Camerún, paró tres veces en diferentes puertos del país, de allí a Costa de Marfil y después, durante casi dos semanas navegando, llegaron a Valencia.

En estos casos, con polizones, existe un protocolo cuando se les descubre: se toma una muestra de ADN, fotografías y se crea un dosier con toda la información para conseguir localizar a la familia.

Ante la pandemia de coronavirus, la afluencia en la ruta migratoria norte está descendiendo y se desplaza a la zona occidental, desde donde salen migrantes económicos y refugiados en cayucos que terminan en Canarias. Se trata de una ruta muy peligrosa por los abusos, torturas y violaciones que sufren los migrantes.

Según datos de ACNUR, el aumento de llegadas de pateras al archipiélago canario ha crecido. En lo que llevamos de año, han llegado más de 3.300 personas, mientras que en el mismo periodo del año pasado fueron 450.