Kristina, una niña de tres años, ha fallecido después de que su madre, de 21, la abandonase durante una semana sin agua y apenas comida en su casa de Kirov, Rusia, para irse de fiesta con una amiga.
María Plenkina, acusada de un delito de "asesinato con crueldad extrema", ha confesado los hechos y ha asegurado que "nunca quiso que muriera", según ha informado 'Daily Mail'.
El 13 de febrero de 2019, tras cerrar la llave de agua de la vivienda, la joven dejó a la menor sola con únicamente un poco de comida para subsistir, que consistía en yogur, un poco de pollo y alguna salchicha.
Una semana más tarde, la abuela de la pequeña la encontró sin vida, desnuda y tirada sobre un montón de basura. La niña, que ha muerto de hambre, habría tratado, incluso, de comer detergente en polvo para lavadora para sobrevivir.
En su confesión, Plenkina ha lamentado el fallecimiento de su hija, aunque los agentes que la detuvieron han señalado que la joven no mostró signos de arrepentimiento. También ha destacado que se trata de un accidente a causa de "un mal cálculo en las cantidades de comida".
Ahora, María Plenkina, que pasó la semana en la que tuvieron lugar los hechos de fiesta en fiesta, se enfrenta a una pena de 20 años de prisión.